La tragedia

La tragedia

jueves, 25 de noviembre de 2010

Escena 10

Por el sendero que hace camino al olímpico monte de los dioses en la noche taciturna de rosas nevadas Asia la lejana coincide con las lindas diosas América, Oceanía y Europa extenuadas del frío día de camino, prestas a descansar entre tules livianos de viaje, en el bosque que bosteza junto al camino esencia de sombras nevadas. “Hola, hermanas diosas, Asia porta negras sombras locas que anunciaros rojas de nada de sabiduría”. “Seco traspiés”. “Desdichada locura”. “Seca sombra presente; vivamos, pues, que cercano está el olímpico día de las diosas de los lindos continentes”. “Sueños laureados nos aguardan”. Lindas diosas silenciosas América, Europa y Oceanía prontas entre los tules livianos arropan sus continentes en sombras cálidos para soñar laureadas sobre el prado nevado mientras Asia la lejana, rápida y astuta como serpiente, vierte veneno negro de ponzoña en los arreglos de viaje de las nevadas diosas hermosas para después silenciosa marchar negra sombra a dormir. Al despertar, sombra toda, la primera aurora gélida del día señalado, la madrugadora América obesa hambrienta levanta para desayunar veneno ponzoñoso y venir a morir diosa vana entre sombras negras. Europa alarmada culpa a Asia, que en sueños laureados aún duerme, y entre negros espectros pusilánime la mata en seco sueño de sombra. Sombra en sombra. Sombra de sombra. Todo negro Oceanía y Europa por la vereda que hace camino al olímpico monte de los dioses entre nevadas rosas mustias desaparecen locas sombras vanas, ambiciosas diosas, ha intentar concluir negras hermanas la tarea emprendida por las hermosas diosas de los continentes.

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