La tragedia

La tragedia

jueves, 25 de noviembre de 2010

Escena 2

Junto a una fuente de aguas leves que se deslizan en minúsculo caudal respirando vivas sobre la verdinosa piedra dialogan el despierto Marte y Zeus pensativo. Zeus acodado en sus rodillas sobre la fresca agua pura en actitud de retiro distraído menea intranquilo sus pies de niño impertinente sin pensar pensativo distraído que en sus manos traviesas juega el destino. Mientras Marte, en traje rojo vestido veloz sobre el verde prado arbolado, pasea veloz su pensamiento en rápidas palabras periodísticas que narran los monótonos aburridos de los vanos mortales, y los susurros monótonos mortales de los vanos aburridos. Zeus, curioso, alza la cabeza. “¿Qué dijiste, Marte?. Vas muy deprisa; así no hay quién se entienda y si te entendiera divino sería caer en engaño. Repetid pues, Marte, y hacedlo con calma para que reflexione después”. Marte cansado de guerrear en todo momento sobre el prado verde planta su traje rojo y con calma en sus palabras y fuego en sus ojos relata las noticias de sombras que se avecinan. Las pérfidas diosas adoradas de los continentes instigaron, según dicen, el loco amor de la sabiduría, que loca de amor perdida, La Locura tiene en sus manos. Zeus soleado… “Marte, que se celebre simposio al solear el segundo sol de días hermanos”.

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