La tragedia

La tragedia

jueves, 25 de noviembre de 2010

Escena 6

A la orilla de un río de aguas aterciopeladas que ululan profundas y sonoras como el llanto de un dios en el Olimpo de los dioses, un atardecer otoñal mustio y triste, rosado de almendro, nacida la vereda del río, Zeus pensativo perdido posa sus ojos en África postrada a sus pies quietos. “¿Zeus, serás capaz de escucharme?. Soy, África, que a tus pies postrada te implora que escuches”. “Cólera de tritón, el sol caerá sobre la tierra antes de tres días….África estoy cansado, pensativo perdido, me siento viejo, sin ganas de jugar ni pensamiento en vivir…África, te ruego que te marches… mi cólera estalla por momentos y me quita la vida, corazón, boca y oídos…”. “Pero Zeus debéis saber que lo que se sabe es cierto, América, Europa y Oceanía…..”. “Centellas, África, callad que me quemáis el alma que ya no siento la brisa y el Sol parece apagarse; África, callad, os lo ruego que vuestra voz arde en mí”. “Pero, Zeus, os marcháis”. Zeus sombra sombreado se pierde cavilando en sombras hacia la desembocadura del río negro de cieno del sin vivir en vida; en el horizonte rosado, negro pájaro agorero, en negra sombra se difumina, a ratos colérico. África por el aire sonoro su viajera voz en sombras resguardada a Asia la lejana habla entre sombras del estado de Zeus. “…Zeus colérico…,sí…,sí…América, Europa y Oceanía…,sí…¿su estado?…sí…su negra tormenta podría hundir el globo entero en la infinita nada…Sí…,sí…brillante, sí…, sí, algo cansada…atenta, sí…Suerte…,sí, adiós”. Hermosa diosa de belleza infinita aleve aliviada suspira en el bosque de almendros otoñales encantado entre sombras resguardada de la brisa rosácea que hiende el horizonte pálido donde penachos de nubes grises se elevan espectros hacia el cielo como estandartes de descordada cólera.

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